Por Francisco Sagal*
América Latina ha sido durante los últimos 500 años la frontera de expansión del modo de producir específicamente capitalista, ésta ha sido sometida a los requerimientos de la acumulación de capital en los centros de occidente, ha sufrido dictaduras, luchas, represiones, masacres, pero también siempre ha sido una fuente de lucha anticapitalista, de resistencia y acción transformadora, sus múltiples luchas emancipatorias requieren de su integración y unificación ante el constante saqueo que la globalización capitalista impone.
Geográficamente, América Latina es un subcontinente delimitado por el río Bravo al norte de México hasta la Patagonia. Teniendo en común afinidades culturales, económicas, políticas y geográficas, constituye más de tres cuartes partes del continente americano, desde el sur de la Cordillera Occidental, las Sierras Madre Occidental, Central y Sur, pasando por los Andes, formando cuencas, valles, mesetas, llanuras, áreas de alta producción forestal, agrícola, ganaderas, piscícolas, etc. Sus ríos son de los mas caudalosos del mundo como el Amazonas, el San Francisco, el Suchiate, el Papaloapan, el Grijalva, el Bravo, el Amacuzac, el Orinoco, el Titicaca, el Magdalena, el Paraná, el Paraguay, el Río de la Plata, y muchos más.
El ingreso per cápita latinoamericano, en los últimos 16 años ha sufrido una variación favorable hasta colocarlo en promedio en unos 8 600 dólares anuales. Sin embargo, comparado con el índice per cápita de los países desarrollados como EUA, Alemania, Francia, Suiza, Japón, Canadá, que casi en el mismo periodo han visto duplicar su ingreso anual de 60 000 hasta 200 000 dólares anuales.
Después de que la economía mundial capitalista superó el llamado fenómeno estanflación –inflación con estancamiento-, la segunda fase produjo -1983-1987- una recuperación económica a partir del aumento de la demanda norteamericana basada en la ampliación del déficit fiscal. Esto condujo a la recuperación de las economías de Europa y Japón, que pasaron a exportar sus productos industriales a una escala extraordinaria. Esta estrategia generó superávit comerciales que fueron convertidos en dólares en manos de Japón y Alemania.
La escasez de dinero provocada al final del periodo 1973-1979 por la enorme exportación de préstamos al tercer mundo, ocasionó un aumento en las tasas de interés al final de la década. Así entre 1982 y 1988 estas tasas serán mantenidas al alza para financiar el déficit público de EUA. Esto fue desbastador para los países del tercer mundo, elevó en cuatro veces los volúmenes de recursos que se debían de pagar. Imposibilitados a realizar los pagos de los intereses, los países deudores tuvieron que tomar nuevos préstamos solo para cubrir intereses, creando una inmensa bola de nieve de extracción de recursos financieros del tercer mundo. A partir de 1983, los acreedores se negaron a otorgar nuevos préstamos y exigieron el pago de los intereses de la deuda externa. Para pagar, se tuvo que comprimir la demanda de los deudores mediante políticas de ajuste, que los colocarían en un empobrecimiento mayor.
Para finales de 1987, el tremendo crack financiero de las bolsas de valores hizo desaparecer o esfumarse cerca de un trillón de dólares de la economía capitalista global. Con ello, se abrió un periodo de deflación, por el miedo de los gobiernos centrales capitalistas a una nueva fase depresiva mundial. La aventura de la guerra del Golfo Pérsico, con el uso indiscriminado de la alta tecnología militar, puso al borde del aniquilamiento al enemigo, cuando se trataba de dominarlo y explotarlo. Después de la euforia militar, ideológica y financiera mantenida en 1987-1990, para el año siguiente entramos en una etapa recesiva que dura hasta nuestros días, entrando a un periodo largo de recesión mundial.
A nivel mundial, es indudable una nueva etapa histórica del desarrollo de las fuerzas productivas, que tiene como base una revolución científica- técnica, cuyas características son la sustitución del trabajo directamente productivo por las maquinas, los sistemas tecnológicos, las fabricas, los complejos industriales y los sistemas de producción cada ves mas complejos, la automatización del trabajo basado en la mecanización y administración científica. Todo ello, trajo la concentración y centralización de la producción, un aumento del tiempo de trabajo excedente y la expansión de las fuerzas productivas.
El aparato institucional de relaciones internacionales se constituyó en una camisa de fuerza para los nuevos niveles de integración económica internacional. El dominio mundial de las empresas multinacionales, subordinando a los Estados a sus intereses, trajo consigo una excesiva sobreexplotación y sobre ganancias sobre los países del tercer mundo.
Sabemos hoy, que mas del 50% del comercio mundial se realiza al interior de las firmas multinacionales, también se crearon en los países desarrollados subsidios fuertes al sector agrícola, sobre todo en EUA, Europa y Japón. La torpeza del gobierno mexicano de incorporar a su país al NAFTA o al TLC buscó aumentar las exportaciones, sin darse cuenta, que el factor principal no es la mayor o menor libertad arancelaria, sino la clave del triunfo del comercio es la productividad, como esta demostrando China al convertirse en el centro manufacturero mundial, gracias a la superexplotación de los obreros chinos.
Los enormes aparatos burocráticos son una fuente de corrupción y autoritarismo político. Las aduanas han representado un poder muy significativo. El creciente poder financiero de organismos como el FMI, BM, BID, aplasta a las economías del tercer mundo. El nuevo poder de los empresarios los lleva a despreciar la transparencia en la contabilidad de las empresas y también a los mecanismos democráticos para la representación de los sistemas accionarios. Hoy podemos afirmar que no habrá avances democráticos en el conjunto de la sociedad, sino se asegura la democracia en el centro mismo de la vida económica, que son las unidades económicas claves como las sociedades anónimas, cooperativas, empresas personales y familiares, la economía campesina.
Si América Latina no puede tener un mínimo de voz internacional estará dejando que bloques dirigidos por los países altamente desarrollados como EUA, Europa, Japón sean los que se repartan el pastel de la economía mundial. Latinoamérica debe unirse para fortalecer su peso político regional, ya que las semejanzas no solo son en la cultura e historia, sino que también son comunes a los problemas estructurales económicos y políticos, como la excesiva sobreexplotación, excesiva sobreexplotación de la fuerza de trabajo, carentes de una clase dominante nacionalista y de una vanguardia revolucionaria e independiente, decidida, firme, esclarecida, audaz y consiente de la falta de unión en un proyecto común.
En América Latina se da el problema de la excesiva concentración de la riqueza social, de tal manera, que uno de cada tres latinoamericanos es pobre. Se encuentra en extrema pobreza más del 13% de su población. Una quinta parte mas rica de su población recibe tres quintas partes -57.9% - de la riqueza social. Una quinta parte más pobre recibe solo el 3% de la riqueza. Las tres quintas partes mas pobres reciben el 40% de esa riqueza, esto muy por abajo del nivel mundial.
En los años 90, la venta de empresas y activos estatales ascendió a 178 000 millones de dólares, que representó el 56.3% del total del ingreso fiscal en América Latina. Según el BM, la venta de las empresas eléctricas estatales, originó en esa misma época 53 400 mil millones de dólares equivalentes al 17% de total generado por ese concepto. A la vez, que la privatización de empresas y activos petroleros y de gas, generó un ingreso fiscal de 45 000 millones de dólares, correspondiendo al 14% del total. Del año 1990-1999 el ingreso fiscal recibió un 18.7% por privatizaciones, en el sector de las telecomunicaciones en un 26.7%, en el sector financiero 13.5%, en minería 3.2%, petróleo y gas un 15.8%, en manufacturas un 17.6%. En Brasil subió al 40% de lo recaudado con 71 000 millones de dólares, ya no hablemos de Chile donde la privatización fue mayoritaria en los ingresos fiscales. Por ello, su tasa de crecimiento del PIB fue 2.3 veces más volátil que la de EUA.
Esta América Latina tiene el 15% de las reservas mundiales de petróleo un cuarto de tierras de cultivo de la región, tiene un 30% del agua dulce, que tiene mas del 60% de la población del continente, ésta necesita la integración regional para hacer un frente común en la defensa de sus intereses generales y comunitarios.
Fuentes:
Dos Santos, Theotônio. Globalización, crecimiento económico e integración. En publicacion: Repensar la teoría del desarrollo en un contexto de globalización. Homenaje a Celso Furtado. Vidal, Gregorio; Guillén R., Arturo.(comp). Enero 2007. ISBN: 978-987-1183-65-4
*Mural Integración Latinoamericana de Jorge González Camarena, Chile.
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