miércoles, 30 de marzo de 2011

NARCOTRÁFICO, CORRUPCIÓN E IMPERIALISMO EN AMÉRICA LATINA: UN ACERCAMIENTO.


Por Francisco Sagal*

El negocio de las drogas en el mundo representa ganancias de 300 000 a 600 000 millones de dólares anuales según organismos como la ONU. El mercado negro de las drogas representa la segunda industria más importante en el mundo, después del petróleo y seguida de las remesas migratorias. Los consumidores de sustancias ilícitas como la mariguana, cocaína, heroína, etc. se establece en más de 141 millones de personas (2.43% de la población mundial) al terminar el siglo XX. América Latina con 26 millones de personas -5.40%-, Asia con 51 millones de personas -1.50%-, África con 25 millones de personas -3.38%-, América del Norte (sin México) 19 millones de personas-6.48%-, Oceanía con 3 millones de personas -11.17%. Los países más conocidos como productores de plantas para la generación de sustancias ilícitas son Perú, Bolivia y Colombia, es decir, los países de la zona andina y amazónica. De esta industria de sustancias ilícitas el 50 y 60% de sus ingresos son utilizados por las cúpulas empresariales, de líderes políticos y mafiosos, para consolidar la corrupción en las altas esferas políticas que controlan el Estado. Estas cúpulas se vuelven emblemáticas con la acumulación de enorme riqueza y se encargan de financiar las guerras, proyectos científicos-tecnológicos, golpes de estado, etc.

La región andino-amazónica -Perú, Colombia y Bolivia- así como en México, presenta regiones de serranía en donde en forma tradicional este tipo de cultivos de plantas ilegales se ha extendido mediante el impulso que se da desde las mismas cúpulas del poder político y empresarial mundial. En los últimos años del siglo XX, el cultivo de plantas de donde se derivan las drogas, reproduce formas de explotación, producción y comercialización que caracterizan a las economías subdesarrolladas de extracción y transacción de materias primas que han sido comunes en la historia del sometimiento de la periferia Latinoamérica por los países centrales, en buena parte gracias a la alta demanda de éstos, principalmente de los EUA.

En 1983 se consideraba que 80 000 pobladores de Chapare -Bolivia- se habían vinculado a dicho negocio ilícito y sus intermediarios se habían constituido en un verdadero poder dentro del Estado. Para 1985 el 7% de la población se había movilizado en torno a la producción y comercialización de la coca, para el año 1988 se calculaba en 703 000 personas vinculadas a esta industria o el 11.7% de la población.

El Consejo Nacional de Estupefacientes declaró que 20 000 hectáreas de amapola en Colombia mejoraba la estructura salarial, pasando de 3 dólares diarios a 14 dólares en la fuerza temporal de trabajo. Para el año 1993 había 1 058 hectáreas de amapola en Cauca y subió el área a 7.3 millones de hectáreas en 1994 según DEA-ATC. Una hectárea de café les dejaba a los campesinos en un año 2 millones de pesos, y la amapola les dejó 6 millones de pesos en cuatro meses, es decir, 18 veces más que el café. De 1 345 personas dispersas en el área de 350 000 hectáreas, se pasó a 30 000 habitantes en 1981 y a 50 000 en el año 1985. En el año 1965 se disponía por una persona en 260 hectáreas y se pasó a siete personas en esta misma superficie 20 años después. Así también, un predio producía 10 cargas de maíz al año que generaba un ingreso bruto de 12 000 pesos colombianos. Ese mismo predio produce 100 arrobas de coca que representaba un ingreso de 350 000 pesos al año, es decir, 300 veces más.

Sin embargo, entre 1948-1964 en esta región Sudamérica hubo 250 mil muertos victimas, personas inocentes, gracias a la campaña de exterminio sistemático desatado por los organismos antidrogas de los EUA y gobiernos aliados -de allí que hayan emigrado dos millones de personas. La DEA-ATC y gobiernos cómplices o aliados, desmantelaron dos terceras partes de la droga que se introducía a los EUA, sin que haya muertos o victimas ningún norteamericanas, en cambio los muertos por decenas de miles los pone Latinoamérica.

Un 3% de la fuerza laboral de Colombia -250 mil-empleos- dependían de esta industria del mercado negro. Una tasa arriba del 300% es lo que mantiene el cultivo de la coca a flote. En la actualidad 30 000 kilómetros de tierra apta para ganadería se encuentra en manos de la industria de la coca. Al igual que en el mundo, una sola organización norteamericana transporta 38 millones de dólares de mariguana de Pakistán a Tailandia en forma anual. En general podemos decir que los campesinos se apropian del 1% de lo pagado por los consumidores, los contrabandistas se quedan con el 13%, los importadores y distribuidores mayoristas con el 27%, los expendedores minoristas participan con el 57% del valor final de la cocaína. Las incautaciones solo representan el 3% del valor del agregado total. En los años noventas, los cultivos ilícitos equivalían al 14% del total agrícola en Perú y 8% en Bolivia. Los cultivos solo ocuparon el 1.7% del área agrícola total de Bolivia, Colombia y Perú.

Para el año 2003 el 75% de la producción de cocaína era de Colombia y el 65% pasaba por México hacia los EUA, sobre todo por las entidades de Sonora, Durango, Sinaloa, Chihuahua y Baja California. Por lo anterior, se presentan fisuras en la capacidad de control y regulación del Estado sobre la actividad de la industria de las sustancias ilícitas, ya que hay una brutal expansión del mercado también hay un endurecimiento al exterior y permisividad de las autoridades antinarco de EUA, hay un exceso de ganancias económicas en esta materia y también hay una apertura de este mercado en México, en pocas palabras hay una alta corrupción y complicidad de los EUA en su interior y un alto intervencionismo al exterior. Este último país, en 1948 había 10 000 hectáreas de amapola según fuentes de EUA. México en los ochentas recuperó 30% del mercado de EUA en mariguana y el 40% de heroína. En los setentas trabajaban en esta industria ilícita 50 000 jornaleros y para los años noventas pasaron a 300 mil campesinos. Para el año 2000 la exportación de drogas ilícitas en México alcanzó la cifra de 2 600 millones de dólares, es decir, un 0.5% del PIB nacional. En México para el año 1998 el mercado interno de drogas ilícitas había crecido en mariguana 1.03% de la población, en cocaína un 0.45%, en inhalantes un 0.15% y en alucinógenos en un 0.03%. Sin embargo, la tasa de homicidios para el año 1985 había llegado al 19.7%, es decir, de 30 a 49 personas por cada mil habitantes.

Para diciembre del 2010 se cumplían 4 años de iniciada la guerra contra el narcotráfico por el gobierno de Calderón y en la actualidad suman más de 35 000 víctimas, en su mayoría jóvenes. Sin embargo, pese a que el consumo es mínimo en la población, la violencia se ha extremado siguiendo la política ambigua de los EUA, en donde este último país endurece su política antinarco otorga “carta blanca a las grandes empresas multinacionales que controlan las drogas y para con los bancos que reciben las enormes ganancias de esta economía ilícita. El régimen político mexicano perdió la capacidad de actuar como árbitro en esta materia y presenta un desequilibrio entre el poder civil y militar. el estado se manifiesta como actor beneficiario del mercado negro de las drogas, es incapaz de cumplir con su función recaudatoria y sus fuentes de ingresos son el petróleo, las remesas, la corrupción y los ingresos ilícitos del mercado negro.

Las drogas se usaban en la antigüedad con fines rituales y curativos por los indígenas del continente americano, entre ellas, los hongos, el peyote y la mariguana. Se usaban para desarrollar los sentidos extrasensoriales, estimulando el cerebro y el corazón como principales órganos motivados. Al igual que sucedió con el alcohol, mientras se le tenía como un producto prohibido su precio era elevado y también las ganancias para la mafia que controlaba la producción, la distribución y comercialización de esta mercancía. Sin embargo, al legalizarse y controlarse se desplomó esta mafia internacional, dando paso a la acumulación de capital en esta industria formalmente legalizada.

La mariguana, la cocaína y la heroína representan el segundo negocio más dinámico de la economía-mundo capitalista, es una industria tan poderosa que llega a corromper gobiernos y a empresas trasnacionales conformadas por grandes capitales. El narcotráfico maneja la droga y también el lavado de dinero y el tráfico ilegal de armas.

Para los años sesentas la juventud consumía mariguana como un símbolo de rebelión en contra del sistema capitalista. En EUA su consumo se ha extendido a más de 24 millones de personas. En este último país, han elegido una política de prevención, despenalización y legalización, en muchos Estados como en California.

Sin embargo, en México en las dos últimas décadas, la corrupción ha crecido tanto que los mismos cuerpos represivos se han descompuesto, saliendo de ellos los actuales líderes del narcotráfico a nivel nacional e internacional. El fuerte índice de desempleo entre la juventud, así como la falta de integración en el mercado laboral han permitido que muchas veces caigan en las redes del narcotráfico sirviendo como sicarios, pistoleros y matones, vendedores, halcones, vigías y soplones. El índice de desempleo en los jóvenes se duplica y triplica que en los adultos, por ello, hace falta en México una política de prevención, despenalización y legalización, en donde el Estado y la sociedad jueguen un rol de control y prevención que permita que la juventud avance en su incorporación al mercado de trabajo, a la educación y la cultura. En esta época, en donde el imperialismo fomenta la industria de sustancias ilícitas, las sobre ganancias de la empresas multinacionales con base en estas mercancías, el lavado de dinero, la venta de armas sofisticadas, la corrupción de los gobiernos, la masacre de decenas de miles de latinoamericanos, es necesaria la organización de los sectores oprimidos y sometidos a la acumulación de capital en las esferas legal e ilegal de la economía, tomar conciencia de su posición de clase y orientar la lucha hacia formas que apuntalen hacia un horizonte alternativo que no sea el de la muerte bajo el capital.

Fuentes:

Arriagada, Irma; Hopenhayn, Martín. "Producción, tráfico y consumo de drogas en América Latina".

Astorga, Luis. "México, Colombia y las drogas ilegales: variaciones sobre un mismo tema".

Astorga, Luis. "México: transición democrática, organizaciones de traficantes e inseguridad".

*Ilustración de El fisgón

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